Durante décadas se pensó que el cerebro era una caja negra a la que le entregamos un input sensorial y nos daba un output tras un procesamiento racional, lógico, secuencial y analítico. Al abrir la caja negra hacia finales de los 90, comenzamos a descubrir día a día cada vez más secretos en la supuesta caja negra. Lo racional, lógico, secuencial y analítico pasó a un segundo lugar. Los secretos descubiertos del funcionamiento cerebral permitieron crear el Neuroliderazgo o Neuromanagement, lo cual implica tener presente el funcionamiento de nuestro cerebro y la forma de entrenarlo con el fin de estar suficientemente preparados para lidiar con lo que emerja. Hoy en día podemos afirmar que no existe un liderazgo eficaz y eficiente sin un entrenamiento cerebral diario.
El conocimiento hoy se duplica cada dos años. Aprender “aprendidos” ya no es la solución. Hay que aprender a aprender, lo cual implica también aprender a desaprender. El cambio por aumento gradual de conciencia es un cambio en la misma línea de evolución. Lo que les estoy pidiendo no es eso, sino un cambio cualitativo, de enfoque, si quieren un cambio cuántico. Pensemos por ejemplo, en cómo tomamos decisiones hoy en día en los entornos organizacionales. ¿Piensan que lo hacen en la instantaneidad del momento en donde alguien les pide la decisión? ¿Lo hacen acaso con el escaso limitado cerebro consciente racional e incluso estresado de ese momento puntual?
En realidad, cuando tomamos una decisión, apelamos a una instancia en la que, con el estado adecuado, podemos recurrir a la riqueza de todo nuestro cerebro. Para ello, es necesaria una estimulación cerebral previa que ha de generar en cada uno de nosotros cambios neuronales que nos permitan aprender a aprender. La toma de decisiones la llevamos a cabo con recordaciones previamente grabadas y no en el momento mismo en el que estoy decidiendo algo.
Funcionamos en dos planos simultáneamente, uno consciente, del cual me doy cuenta momento a momento, y otro metaconciente, donde se encuentra todo aquello que está por fuera de la consciencia. Lo que vemos sobre la superficie, nuestra consciencia, es una mínima expresión de la completa dimensión del iceberg en que se basa, el metaconsciente. El metaconciente es el soporte de aquello con lo que trabajamos, es el nivel donde están las habilidades cruciales y centrales del ser humano, entre ellas la tomar decisiones efectivas.
El consciente tiene una capacidad máxima de 9 variables simultáneas que puede procesar. EL metaconciente tiene capacidad ilimitada, están allí todas tus experiencias pasadas y también todas las que están en potencia. Si somos inteligentes en la construcción del Neuroliderazgo, a partir del entrenamiento de potenciar la atención para captar cada vez más y mejores estímulos, vamos enriqueciendo este metaconciente.
Cuando tomamos una decisión, nuestra parte consciente solo valida a través de la razón lo que ya estaba casi completamente especificado en el metaconsciente. Los líderes efectivos están metidos en los metaconcientes de las personas produciendo consecuencias concretas. Esto quiere decir ir generando grabaciones en las personas para que cuando decidan aquello que necesiten decidir, sea acorde a lo estuve diseñando como Neuro Líder. De esto se trata el Neuromanagement y no tenemos dudas de que es una de las vertientes del Coaching de Equipos efectivo. Seguramente este será un tema para volver en próximas entradas del Blog.