Conversaba con una amiga y colega hace unos meses atrás acerca del amor de pareja. Nos preguntamos cómo es que a veces la danza del contacto-retirada con un otro duraba apenas unos meses, mientras otras veces un año. Describimos danzas de dos o siete años e incluso algunas que duran hasta la eternidad. Entonces me decía ella que le gustaba pensar estas danzas como “ciclos”, palabra de moda a esta altura del año. Entonces divagamos acerca de cuando se agotan estos ciclos y llegábamos a la conclusión de que cuando uno a terminado de impregnarse del otro, cuando uno a aprendido aquello que venía a aprender con ese otro con el que se “topó casualmente” en la vida, el ciclo se cierra. Por supuesto, esto no nos dejaba tranquilos pues hay ciclos que duran eternamente. Entonces hipotetizamos la idea de que esto es posible gracias a la renovación que cada uno de los partener experimentaba en la pareja. Si renuevo mis inquietudes y el otro renueva las suyas, si ambos nos vamos transformando juntos y corremos el horizonte, como diría brillantemente Eduardo Galeano en “Ventana sobre la Utopía”, lo que tengo para compartir nunca se agota.
Entonces reflexiono acerca del imperativo de cerrar ciclos porque es 31 de diciembre. Muchos de nosotros no estamos cómodos con que sea un calendario el que guía esto de los ciclos, y probablemente a muchos otros les encante. Siguiendo la idea plantada con mi amiga y colega, estarán aquellos que realmente quieran cerrar un ciclo, que sientan que ya han aprendido todo lo que venían aprendiendo y que necesitan dar un salto cualitativo y no cuantitativo. Ahora, me parecería genial que aprendamos a correr los horizontes también, sería otra opción ¿no es así?
Muchas otras conversaciones vienen a mi mente ahora, y quisiera convidarles con una más… con otro colega y amigo. Claramente parece que son estos los que vienen a traer últimamente momentos de insight a mi vida. ¿Es bueno como pensamos tener tantos objetivos en la vida? La definición de objetivos SMART, cómo nos gusta decir en las organizaciones, denota una doble trampa. Por un lado, si lo consigo… ¿Cuánto se creen que durará el éxtasis de haberlo logrado? Por otro lado, si no lo consigo… ¿Cómo me voy a estar sintiendo al respecto? No estoy diciendo que no haya que tener objetivos claros y realizables, a esto se dedica en gran parte la PNL. Digo que tenemos que tener planes alternativos, es decir flexibilidad.
Esto viene, a mi humilde criterio, a reforzar lo que planteamos antes. Muchas veces es más saludable pensar en direcciones de vida que en objetivos estáticos. Esto es lo que, llegado el momento, me permite redireccionar, correr el horizonte, y no simplemente cerrar ciclos. Entonces ya no tengo un ciclo que se cierra, sino más bien uno que se expande… si se expande lo suficiente, puede contener mi pasado, mi presente a la vez que diseña mi futuro. Entonces no soy desmemoriado, puedo fluir aquí y ahora, a la vez que me direcciono claramente. Esta para mí es una buena invitación de fin de año. ¡Felicidades y que cada uno la pase como más lo desea!
Gracias a estos interlocutores válidos, amigos y colegas, que día a día enriquecen mi vida: Virginia Rosenbaum y Daniel Cuperman.