La experiencia de trance generativo comienza con la apreciación de que “la realidad” no es más que una construcción que cada uno de nosotros realiza, y que la misma crea nuestra propia vida, de tal manera que tenga significado. Asi es que, desde el punto de vista del trance generativo, es posible pensar el experienciar mismo y la construcción de la identidad como un proceso creativo del cual somos totalmente responsables.
Lo que vamos a distinguir es un tipo de trance que requiere una relación de cooperación y de respeto mutuo entre el consciente y el metaconsciente, enfocado como si fuera una conversación entre diferentes niveles de una persona, distinguiéndose de las versiones anticuadas sobre la hipnosis tradicional en donde se buscaba eludir o dejar fuera de combate a la mente consciente.
Desde este enfoque alternativo se entiende al Trance como una experiencia natural que surge cada vez que la identidad se abre a nuevas posibilidades, pudiendo ser éstas generativas o degenerativas. En el primer caso, que es el que nos interesa, lo Generativo significa “creador de algo nuevo”, un nuevo presente, un nuevo futuro, un estado de salud, lo que sea que hasta ahora no está y tiene una alineación con sumar vida a nuestra vida.
Aunque el trance sea una experiencia extraordinaria, no tiene valor real hasta que se traslada a la vida cotidiana, por este motivo es tan importante también desarrollar una mente consciente para el trabajo generativo. Será ella la encargada de traer ese entrelazado cuántico para que colapse en una forma determinada.
La importancia que se le da a la mente consiente en su rol de organizadora, es una diferencia con los trabajos de Milton Erickson. El inconsciente creativo, como parte integrante del metaconsciente, genera las nuevas posibilidades, pero es fundamental el rol de la mente consciente ya que conduce esas posibilidades hasta la realidad clásica y las implementa en ella.
Existen filtros de la conciencia que traducen el territorio en formato de mapa, es decir que determinan la realidad y existen distintos tipos: biológicos, individuales y culturales. El cuerpo es un filtro, la familia es un filtro, el contexto social también lo es. Todos ellos son canales o puertas por los que fluye la información y la energía que construyen lo que denominamos nuestra realidad en el mundo clásico. Somos responsables de esa realidad, pero también podemos transformarla.
El sistema nervioso esta todo el tiempo, no construyendo una percepción directa al estilo fotográfico de lo que hay allá afuera, sino que lo va traduciendo en otra cosa. Entre lo que hay allá afuera y lo que estamos experimentando dentro, hay una enorme diferencia. Siete más/menos dos no es mucho para la infinita cantidad de estímulos a los que estamos expuestos.
Nosotros generamos nuestros filtros perceptuales, no nos vienen dados de fábrica. Esta “realidad” que creemos limitada, la estamos generando todo el tiempo. El generativismo tiene que ver con esto, con encontrar tal vez algunas otras maneras, que hasta ahora no hayamos explorado, de hacernos cargo de nuestras experiencias.
Si la realidad la estamos generando nosotros todo el tiempo y algo de ella no nos gusta, recordar que hay algunos ajustes que podemos hacer, que no hicimos nunca. Los programas obsoletos pueden haber quedado instalados por qué tal vez lo modelamos así, de nuestros padres, de nuestros maestros, de nuestros mentores. Fue la única que aprendimos y nos quedó instalado. Cuando estos filtros permanecen “ni demasiados apretados ni demasiado tensos” evitamos el bloqueo que define y estanca una experiencia como problemática, imposibilitando el crecimiento.
Lo importante entonces es que estos filtros estén abiertos en flujo creativo y no cerrados en el bloqueo neuromuscular. Este mantiene atrapada la conciencia en una realidad fija y desconectada dando lugar a problemas y sufrimiento, en este estado recreamos la misma experiencia una y otra vez. El desafío consiste en crear realidades e identidades que generen posibilidades nuevas, experiencias y versiones de nosotros mismos que generen alternativas ante las desestabilizaciones de la identidad a las que periódicamente nos vemos enfrentados.
Siguiendo a Stephen Gilligan en esto, podemos entender el Trance Generativo como “un estado de consciencia más elevado que se distingue por un campo sutil de consciencia atenta que penetra los contendidos de la consciencia clásica: los pensamientos, las acciones, las presencias corporizadas, y los ambientes sociales y físicos que integran nuestra experiencia cotidiana. Resulta una experiencia de flujo creativo, el tiempo desaparece, las preocupaciones se disuelven, la absorción se profundiza, y se activa la inteligencia espontánea más habilidosa.”